DESPRENDIMIENTO DE RETINA
¿Qué es el desprendimiento de retina?
El desprendimiento de retina es un trastorno que es más frecuente en pacientes miopes y puede suceder a cualquier edad. Su incidencia aproximada es de un caso por cada 15.000 personas. La retina es una fina lámina que recubre la parte interna del ojo, y que es la encargada de percibir las imágenes que se envían al cerebro. En condiciones normales la retina está adherida a una capa más externa que se llama epitelio pigmentario de la retina. Cuando esta unión se rompe hablamos de desprendimiento de la retina.
Síntomas
Los síntomas son variables en función del grado de desprendimiento de retina, siendo los más frecuentes:
· Cuerpos flotantes negros o «moscas volantes» (miodesopsias)
· Visión de relámpagos o flash de luz
· Visión de sombras oscuras en alguna zona de la visión
· Visión de cortina o pérdida total de visión de un ojo
¿Cuáles son las causas?
La gran mayoría de desprendimientos de retina están provocados por la presencia de agujeros en la retina, y la principal causa que los origina es el desprendimiento del humor vítreo. El cuerpo vítreo es una estructura gelatinosa que rellena la cavidad interna del ojo. En condiciones normales esta gelatina se encuentra adherida a la retina, pero cuando se produce una separación traumática de estas dos superficies (desprendimiento de vítreo) por uno o más puntos provoca un agujero en la retina, y si éste no se trata de manera urgente acabará derivando en un desprendimiento de retina con pérdida de agudeza visual.
¿En qué consiste el tratamiento?
Es indispensable realizar un examen oftalmológico exhaustivo para hacer un diagnóstico correcto y poder decidir qué estrategia terapéutica es la más adecuada en cada caso. Si el desprendimiento de retina no se trata, la pérdida de visión será irrecuperable, ya que la retina es un tejido nervioso y con el tiempo se acabaría atrofiando. Por tanto, se trata de una patología que requiere un tratamiento con carácter prioritario. Existen diferentes opciones terapéuticas, pero el tratamiento es quirúrgico en casi todos los casos. Se realiza con anestesia local y no requiere ingreso hospitalario. El objetivo es reaplicar la retina y tratar las rupturas que la han provocado mediante fotocoagulación con láser verde. En la gran mayoría de los casos se introduce un gas concreto dentro de la cavidad vítrea a una concentración determinada que mantendrá la retina aplicada y permitirá un éxito quirúrgico, anatómico y funcional más elevado.